Aquí os dejo información sobre ese tema que todo el mundo conoce pero del que nadie habla.
El
acoso laboral, también conocido como acoso psicológico en el trabajo, hostigamiento laboral o mobbing, es un continuado y deliberado maltrato verbal o modal que recibe un trabajador por otro u otros que se comportan con él de manera cruel y que atenta contra el derecho fundamental de todo ser humano a la dignidad y a la integridad física y psicológica (Piñuel, 2001).
La palabra castellana “acoso” presenta la misma raíz que “acuso" y procede en opinión del profesor Piñuel del término latino “accusatio”, del latín “ad causam”. Este término remite a las “acusaciones” cuyo papel es central en los comportamientos de mobbing. No importa lo que haga la víctima de mobbing en su trabajo; siempre todo estará mal hecho. Para conseguir el desprestigio de su víctima, el autor del mobbing toma pequeños errores, o nimiedades sin importancia como elementos que le permiten hostigar y fustigar a su víctima presentandola como incompetente o torpe. A este trabajador se le va a atribuir no sólo el mal desempeño de su trabajo, sino una mala actitud, una mala intención e incluso una perversidad intrínseca de todos sus comportamientos en la organización.
La persona que sufre acoso psicológico en su trabajo recibe un tipo de
violencia psicológica reiterada a través de conductas de maltrato en el ámbito de su trabajo por sus jefes (acoso descendente) compañeros (acoso horizontal), subordinados (acoso ascendente), de forma sistemática y recurrente, durante un período que puede llegar a durar meses e incluso años. Se pretende hostigar, intimidar, o perturbar su desempeño profesional hasta conseguir el despido, la salida o el abandono temprano del trabajo por parte de la víctima.
El acoso psicológico en el trabajo suele consistir en actos que aisladamente pudieran parecer anodinos o irrelevantes, pero cuyo encadenamiento en el tiempo y persistencia van minando la salud y la resistencia psíquica del trabajador hasta conseguir destruir su autoestima o producir enfermedades psicosomáticas que previamente no existían y que son el resultado de la indefensión que aprende la víctima (Piñuel, 2001).
Según el profesor Iñaki Piñuel, experto español y pionero en la investigación y divulgación de este fenómeno en
España, el acoso psicológico tiene como objetivo intimidar, reducir, aplanar, apocar, amedrentar y consumir emocional e intelectualmente a la víctima, con vistas a eliminarla de la organización o satisfacer la necesidad insaciable de agredir, controlar y destruir que suele presentar el hostigador, que aprovecha la situación que le brinda la situación organizativa particular para canalizar una serie de impulsos y tendencias psicopáticas (Piñuel, 2001).
El acoso psicológico puede ser un fenómeno típico de ambientes de trabajo con una organización productiva desastrosa o métodos de trabajo además de una
administración incompetente y desatenta. También se afirma que los afectados son normalmente individuos excepcionales con demostrada inteligencia, competencia, creatividad, integridad, talento y dedicación.
Comúnmente este fenómeno puede ser confundido con otros riesgos laborales de tipo psicosocial como pueden ser el Estrés laboral o el síndrome del quemado o burn-out sin embargo no es lo mismo, pues literalmente el
burn-out significa "estar quemado" o desgastado por características del tipo de trabajo o profesión o un trabajo que es en exceso demandante en el aspecto emocional o psíquico, muy común en profesores, médicos o trabajadores sanitarios.Ni en el estrés ni en el burnout aparecen como fuente u origen del problema actos de hostigamiento o violencia psicológica como en el mobbing.
El acoso psicológico suele ser utilizado por algunos directivos de la organización como un tipo de estrategia de gestión de personas tendente a sembrar el terror. Se habla entonces de Neomanagement o jefes tóxicos (Piñuel,2004). Es frecuente que en algunas organizaciones se utilice el acoso laboral como un instrumento para deshacerse de aquellos empleados especialmente molestos a los que no se puede reprochar profesionalmente nada, pero que se pretende eliminar por otras razones. Para ello utilizan una táctica de minar y quebrar su resistencia psicológica, hundiéndolos emocionalmente para deshacerse de ellos sin que ello suponga un coste económico para la empresa. De esta forma, se maltrata psicológicamente a los trabajadores para destruirlos y forzarlos a dimitir o abandonar su lugar de trabajo.
Para sobrevivir al acoso (y siempre de forma complementaria a otras acciones laborales, médicas, jurídicas, y otras facetas), la estrategia personal consiste en comprender cuanto antes el fenómeno y hacer frente de manera proactiva, rompiendo la indefensión y solicitando la protección de la salud laboral en riesgo de daño (Piñuel, 2001).
La estrategia terapéutica en el trabajo con las víctimas de mobbing suele consistir no tanto en aclimatarlas al hostigamiento cuanto en ayudarlas a recuperar al autoestima y a romper el proceso de
indefensión aprendida que el mobbing termina generando (Piñuel, 2003)
El acoso laboral está considerado no tanto como una nueva enfermedad sino como un riesgo laboral de tipo psicosocial. Las enfermedades a que da lugar el acoso no son nuevas. Se tratan de enfermedades que, en la medida en que son producidas por la exposición del trabajador a este riesgo psicosocial, deben ser catalogadas como derivadas del trabajo. El cuadro de daño psicológico más habitual en los casos de mobbing suele ser el síndrome de Estrés postraumático en su forma cronificada. Un cuadro que muy frecuentemente se confunde con depresión y problemas de ansiedad y que suele ser muy mal identificado.
En España, el Senado aprobó el 19 de Junio de
2001 una moción por unanimidad de todos los grupos políticos instando al Gobierno a legislar sobre esta materia.
Desde 2001 los diferentes estudios Cisneros desarrollados en España por el equipo del profesor Iñaki Piñuel de la Universidad de Alcalá (Madrid), alertan de una incidencia epidemiológica del mobbing entre el 9% y el 15 % de los trabajadores, muy especialmente a los trabajadores de las Administraciones públicas. En otros paises europeos en lo que se ha evaluado esta incidencia es similar.
En 1999, la Fundación Europea para la mejora de las condiciones de trabajo publicó un informe en el que ofreció una incidencia de la violencia psicologica en el trabajo del 9%.